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Un informe técnico asegura que hablar responsablemente de suicidio salva vidas

Hay evidencia científica que destierra varios mitos sostenidos durante años, que aseguraban que hablar de suicidio puede inducir a otros a que lo hagan, tampoco hay que invisibilizar el tema ni evitar que los medios publiquen noticias relacionadas.

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El Gobierno de San Luis, rompiendo algunos paradigmas establecidos desde hace años, decidió que es importante hablar responsablemente sobre el suicidio, un flagelo en crecimiento en la sociedad actual.

El suicidio constituye una de las principales problemáticas de salud pública en la Argentina y en San Luis, donde las estadísticas ubican a la provincia entre las jurisdicciones con índices más elevados. Se trata de un fenómeno multicausal -con componentes psicológicos, sociales y económicos- y cada caso representa una tragedia que impacta en la familia y todo su entorno, dejando efectos duraderos en los allegados.

Ante esta situación, la evidencia científica es contundente: hablar de suicidio de forma responsable salva vidas. Es una corriente de pensamiento nueva, que viene a romper con lo que se creía hasta hace poco, sobre que era mejor dejar el tema en un cono de sombras.

No es casual que en 2025 la Organización Mundial de la Salud haya elegido como lema “Cambiar la narrativa”, con el fin de promover un abordaje menos estigmatizante y fomentar una cultura de apoyo y acompañamiento, tanto entre las personas como desde las instituciones.

Actualmente en la sociedad persisten ciertos mitos —como la creencia de que “hablar del suicidio provoca más suicidios”— que retrasan acciones de prevención y generan silencio y dolor. Este documento ofrece fundamentos para desmontar esos mitos y fortalecer las políticas públicas provinciales.

Mitos y realidades

Es un mito creer que “hablar del suicidio puede inducir a que alguien lo haga”. En realidad, estudios internacionales demuestran que preguntar directamente y abrir el diálogo no aumenta el riesgo, sino que permite la detección temprana y la búsqueda de ayuda.

También es un mito apostar a que “es mejor no dar visibilidad al tema”. La realidad indica que el silencio profundiza el estigma, genera aislamiento y dificulta el acceso a redes de apoyo. Visibilizar con responsabilidad permite que las personas identifiquen recursos y sepan que no están solas.

Finalmente hay que desterrar el mito que “los medios deben evitar cualquier mención al suicidio”. La evidencia señala que las coberturas mediáticas inadecuadas (detalles de métodos, lenguaje sensacionalista) sí aumentan el riesgo (lo que se conoce como ‘Efecto Werther’). En cambio, las narrativas de esperanza y superación reforzadas con la publicación de las redes de apoyo disponibles (el ‘Efecto Papageno’) reducen la conducta suicida.

Hay evidencia científica sobre que preguntar no aumenta el riesgo. Ensayos clínicos y meta análisis muestran que preguntar por ideación suicida no incrementa pensamientos suicidas, y en contextos clínicos incluso mejora la salud mental.

Incluso hablar puede proteger, ya que ciertas narrativas muestran cómo superar una crisis o buscar ayuda reducen la ideación suicida. Estudios experimentales y revisiones sistemáticas evidencian un impacto protector.

La comunicación responsable se asientan en guías de la OMS, OPS e IASP, que recomiendan hablar del suicidio de manera cuidadosa: sin detalles de método, con lenguaje respetuoso y siempre incluyendo información sobre cómo acceder a los recursos de ayuda.

Respecto a los modelos internacionales de comunicación, es importante saber de qué se trata el ‘Efecto Werther’. Describe el aumento de suicidios tras coberturas mediáticas sensacionalistas, donde se pone foco en el método utilizado, el lugar, y detalles escabrosos del tema, especialmente de figuras célebres.
Lo contrario es el ‘Efecto Papageno’, que describe el efecto protector cuando se difunden relatos de personas que atravesaron crisis y encontraron alternativas al suicidio. Ambos modelos sustentan las recomendaciones internacionales para el tratamiento mediático y comunitario del tema.

Los especialistas realizaron un listado de recomendaciones de política pública a partir de los siguientes ítems:

  • Impulsar campañas de concientización provinciales que rompan mitos, promuevan la búsqueda de ayuda y favorezcan el apoyo comunitario.
  • Implementar estrategias preventivas dirigidas a todos los estudiantes, con el objetivo de promover la salud mental, contribuyendo en este modo a proteger a las futuras generaciones frente también a otras problemáticas, como las adicciones.
  • Formar a equipos de salud, educación y seguridad en habilidades de detección temprana y conversación directa sobre suicidio.
  • Capacitar a medios de comunicación y periodistas en el uso de guías internacionales de comunicación responsable.
  • Incorporar la perspectiva Papageno en la comunicación institucional: historias de resiliencia, alternativas de afrontamiento y promoción de redes de apoyo.
  • Reforzar la línea telefónica, 911, para acceder a la ayuda en salud mental provincial.

La conclusión más clara es que el silencio no protege. La ciencia demuestra que hablar de suicidio, con responsabilidad y en red, salva vidas. Promover una cultura de apertura, acompañamiento y esperanza es un deber del Estado provincial, articulando esfuerzos entre salud, educación, seguridad y comunicación.

ANSL

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