En una noche fría y lluviosa de invierno se escribió una nueva página de la historia del Club Atlético Vélez Sarsfield, que tras jugarle de igual a igual al poderoso River de Gallardo durante los 180 minutos de la serie, cerró la jornada de ayer con el pase a cuartos de final de la Copa Libertadores, nada más y nada menos, que en el Monumental de Nuñez.

El partido había comenzado hace mucho. Ya desde el sorteo de los cruces, el periodismo generalizado daba por perdedor al equipo de Medina, al que incluso se lo subestimó despues de haber superado ampliamente al Millonario en el chico de ida en Liniers.

El partido de ayer inició con un River ambicioso y rico en juego asociado, como nos tiene acostumbrados el equipo del Muñeco. En los primeros minutos salió rápido al ataque y tuvo en los pies de Julián Álvarez una situación clarísima para abrir el marcador con una pelota que besó el poste y salió pidiendo permiso.

El conjunto velezano no se achicó, si bien River mantuvo la posesión del balón a lo largo de toda la serie, al fortín le alcanzó con un planteo firme y concentración extrema para cerrarle los caminos a su rival y poder lastimar con remates de Bou, en primera instancia, y Janson, después, para ir transformando a Armani en el mejor jugador de la banda.

Ya en el segundo tiempo, la dinámica seguía siendo la misma: River con la pelota intentando lastimar por todos los frentes de ataque y Vélez bien plantado, neutralizando al conjunto millonario y generando situaciones de peligro en el arco de los de Nuñez.

Faltando 10 minutos para el final del partido llega la polémica de la noche. Un excelente desborde por izquierda desemboca en un centro pasado que cabecea Suárez por el segundo palo y gol de River. La gente deliraba de alegría en el monumental porque el equipo de Gallardo volvía a remontar una serie, pero para desconcierto de todos el VAR llamó al árbitro Tobar para informar de un contacto ilícito del delantero riverplatense.

Luego de ver la repetición varias veces desde distintos ángulos y de congelar los cuadros una y otra vez, la mano, que pasó inadvertida como una acción rápida de juego, se ve clara con las cámaras del VAR, lo que llevó al referí a tomar la determinación de anular el gol de River. Lo que vino después fue una catarata de quejas, por parte de los hinchas, de los jugadores, del cuerpo técnico, de los relatores, del periodismo.

Tras el pitazo final, desazon y amargura para los de Nuñez que sienten como injusticia el resultado, mientras que el joven y aguerrido equipo del cacique Medina comienza a diagramar la estrategia para enfrentar a Talleres de en los cuartos de final, instancia a la que arribó meritoriamente tras ser superior en los 180 minutos de la serie.